Soy de
los que no se cansarán de repetir que Rumania en general – y alguno de sus rincones en
especial – tienen una imagen asentada, por desgracia, más bien sobre tópicos
que sobre verdades
De ahí
que pocos visitantes no se despidan de aquella tierra sin confesar que la
realidad poco o nada tiene que ver con la imagen que tenían al llegar.
Jean Baptiste Foltzer delante del caballete |
Aparte
de la catedral metropolitana, en planos alejados se vislumbra una de las
iglesias más importantes de la ciudad – “Tres Jerarcas”, con los monasterios
“Barnova” y “Frumoasa” de fondo.
Aún
hoy, estos templos dan fe de la historia de esta tierra.
Al
sosiego de la atmosfera decimonónica de la urbe contribuye en buena medida el
azul del cielo, magistralmente reflejado por el pintor. Si bien las casas ya no
se ven, el cielo de Iasi conserva el encanto de los tiempos pasados.
En vísperas
de las celebraciones dedicadas al centenario del fallecimiento de J.-B. Foltzer,
el restaurador rondeño D. David Becerra Domínguez se ha hecho cargo de una
exhaustiva limpieza y restauración tanto del lienzo como del marco,
devolviéndole la dulzura y luminosidad originales.