jueves, 24 de marzo de 2016

Gastronomía pascual rumana. Desmontando un mito: la supuesta dificultad de hacer un buen cozonac.


En la creencia ortodoxa, que no pocos, pero sí a menudo, confunden equivocadamente con la rusa (aunque sería más lógico equipararla con la griega, al ser los griegos quienes conducían el Imperio bizantino y no los rusos) la fiesta más grande es la resurrección. La fecha de la Pascua es una móvil, calculándose por criterios tanto astronómicos como de índole doctrinarios, respectivamente.
Si la fecha varía, la férrea imposición de la abstinencia de la ingesta de alimentos de origen animal durante las siete semanas anteriores es – para los creyentes fervientes – inamovible. Con lo que hasta el Domingo de Resurrección, no se consume nada que tenga sangre ni madre.
Debido a esta y a otras creencias, establecidas a través del tiempo, los principales alimentos que vayan a ser consumidos durante los tres días que dura la fiesta se han de cocinar el Jueves Santo. Lo mismo vale para pintar los huevos tradicionales.
Hoy presentamos una primera receta típica de la pascua (versión rumana).

La gran comida pascual

En general, en la comida pascual, motivo de reunión de toda la familia y allegados, el cordero es el protagonista por excelencia.
Pero, como entrantes, en primer lugar, están los rituales huevos cocidos y pintados que se rompen entre dos comensales de la siguiente manera: mientras uno sujeta el huevo con un extremo hacia arriba, el contrincante se dispone a chocar el suyo. El “activo”, el que va a golpear, debe pronunciar la fórmula: “El Cristo Ha Resucitado”; enseguida, el otro (el que sujeta su huevo) debe contestar con la fórmula: ”En verdad Ha resucitado”. Tras chocar, ambos dan la vuelta a su huevo e intercambian papeles: el que golpeó en la primera fase se convierte en receptor, etc.
Antaño, el que lograba romper el huevo del contrincante se lo llevaba a modo de trofeo.
Junto con los huevos cocidos, las entrantes lo conforman el “drob” (un riquísimo pastel horneado de carne picada a mano, que además lleva huevos cocidos dentro), ensalada de remolacha cocida con rábano picante, requesón con eneldo, queso de oveja con rabanitos y cebolla de verdeo. Los platos de peso son a menudo una ciorbă de cordero y un asado - ¿cómo no? – de cordero.
En cuanto a postres, la nómina viene compuesta por cozonac en distintas presentaciones, tamaños y rellenos (de nueces, de semillas de amapola o de rahat-lokoum, pero también de confitura de picotas agrias) así como pască (una especie de molde de masa de cozonac) que se rellena con: queso blanco quark, nata, cacao, arroz, chocolate... amen de pasas emborrachadas en ron (ver precedente receta).

En el espacio virtual abundan aserciones como que la gastronomía pascual es aburrida y difícil. Nada más falso. Y si no, pasen y se convencerán.

Cozonac trenzado con cacao[*]




Aviso a navegantes: es este un cozonac ligero y delicioso, que no requiere mucho trabajo; basta con mezclar los ingredientes hasta que queden bien homogéneos, y listo. Hasta l@s principiantes lo logran una y otra vez.

1 kilo de harina
600 ml leche
200 g azúcar
1 cucharadita de sal
4 yemas de huevo
50 g de levadura fresca (de panadero)
50 g. de mantequilla

piel de limón y naranja, rallado
100 g de pasas, a su antojo…

2 cucharaditas de “ron” (ver la receta de “Mártires de Sebaste” en el post anterior).



Para el relleno:
4 cucharadas de cacao
4 cucharadas de azúcar

Para pintar por encima:
1 yema de huevo
3 cucharadas de leche

En un recipiente acorde con la finalidad – y las cantidades – que deseemos (antaño se utilizaban las artesas) mezclamos la harina y la sal. Derretimos el azúcar en la leche calentita y dejamos que suba. Añadimos a la harina y mezclamos; echamos encima las yemas y empezamos a amasar a mano. Añadimos poco a poco la mantequilla derretida.
Dejamos subir hasta que duplique su volumen.


Volcamos la masa sobre una tabla de amasar, que hayamos untado con una pizca de aceite; amasamos ligeramente y formamos seis bolas de masa.

Extendemos cada bola hasta obtener una forma rectangular.

Mezclamos cacao y azúcar para obtener el relleno; untamos las seis piezas de masa con esta mezcla.

Enrollamos cada trozo de masa como para un “brazo de gitano”.

Trenzamos tres rollos uniendo sus cabos. Repetimos la acción para los tres restantes.


Colocamos ambos cozonaci en sendos moldes para hornear, cada uno con su correspondiente papel de hornear.
¡OJO! Dejamos una media hora en un lugar caliente, donde no haya corrientes de aire, para que la masa pueda subir.

Batir la yema con las tres cucharadas de leche y pintamos nuestros cozonaci.

Horneamos en horno precalentado a 200ºC durante una hora. Pasado este tiempo, comprobamos si están hechos – pinchamos con un palito de dientes o un pincho de madera. Si al sacarlo, este sale limpio, sin migas de masa, se ha alcanzado el punto de horneado.



Hacemos un almíbar ligero y untamos. Se desmoldan y se dejan enfriar cubiertos con papel, antes de cortar y servir.



Confesión: la tentación de romper y degustarlos (una y otra vez) mientras aún están tibios es irresistible. Hay quién se ayuda con un vaso de leche, para hacerlo bajar…

Próximamente: pasca.








[*] Fuente: http://www.caietulcuretete.com/2013/04/cozonac-impletit-cu-cacao.html




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