sábado, 18 de julio de 2015

Turista en Rumania. Castillos y palacetes en la comarca de Iași



Para abrir boca, antes de llegar a Iași y sus monumentos - la “dulce villa”, o “urbe de los grandes amores” como los castizos rumanos llaman, con ternura y nostalgia a la antigua capital de Moldavia (de 1564 a 1859),  es menester cruzar el río Siret.
La torre de aguas


Si lo hacemos viniendo desde el sur, tras dejar la nacional 2 en el cruce marcado por la antigua torre de aguas, a unos 5 km, una discreta señal, flanqueada por una fuente – el agua no falta en la vega del Siret - nos indica el camino a seguir para llegar a la casa-museo Vasile Alecsandri de Mircești.

Dedicada al llamado “bardo de Mircești”, y arropada por un extenso jardín con árboles centenarios, la casa recoge la atmosfera decimonónica y burguesa en la que vivió y creó Vasile Alecsandri (1821-1890),
insigne político y literato, poeta, folclorista y dramaturgo rumano, padre del teatro y de la literatura dramática rumanas, personalidad crucial de Moldavia – y posteriormente, Rumania – a lo largo del siglo XIX.
El mausoleo
La tumba del bardo
Al Insigne Poeta [...] la Nación Agradecida
Detalle de la pintura interior, obra de Paul Molda (1884-1955)

En el mismo jardín se encuentra su última morada, según sus deseos, dentro de un coqueto mausoleo construido en 1927 por la Academia Rumana, a semejanza de las  iglesias principescas moldavas medievales.

Volvemos al DN 28 por el mismo camino, y giramos hacia la izquierda, prosiguiendo viaje, por la carretera bordeada de ricas tierras negras de cultivo, hasta el puente sobre el discreto Siret, perezoso en verano pero que a veces llega a sacar a relucir su fuerza, con el deshielo primaveral.

A poco de cruzar el río, un letrero nos orienta hacia el palacete Sturdza de Miclăușeni.
El encaje de la fachada del palacete apenas deja traspasar algo de la tumultuosa historia de este edificio neogótico con detalles barrocos. Los muros exteriores ostentan buen número de decoraciones en altorrelieves recordando el plateresco, pero de estilo Art Nouveau, incluyendo el blasón de la casa Sturdza – un león blandiendo una espada y una rama de olivo. Para tan noble tarea, el arquitecto Iulius Reinecke, contó con la ayuda de Maria Sturdza, pintora, que había ilustrado muchos poemas del arriba mentado Vasile Alecsandri, vecino y amigo íntimo de la familia Sturdza.
Tumba del fundador
Las influencias neogóticas se traducen en pequeñas torrecillas, armaduras medievales, pista de doma hípica, refranes en latín repartidos por los muros y torre de entrada con foso de agua.

La restauración - aún en curso - de las pinturas murales

En su interior, el palacio tenía escalinatas de mármol de Dalmacia, muebles de madera de rosal minuciosamente tallados, estufas de azulejos de porcelana, suelos de parquet con injertos de caoba, arce, roble y ébano. Los artesonados y los muros fueron pintados al óleo. Hoy, la carpintería interior, incluyendo boisseries y escalinatas, es de madera tallada, mayormente de roble y acacia.



A pesar de los destrozos causados durante la última guerra mundial, perdiéndose inclusive la impresionante biblioteca (60.000 tomos), el palacio ostenta muchos elementos interesantes, por ejemplo unas losas de mármol con inscripciones en latín, eslavo eclesiástico, rumano y árabe (sic) dan fe de su glorioso pasado, que se remonta al siglo XV.


Si por el contrario, su viaje impone cruzar susodicho río en Pașcani - algo más hacia el norte - tanto si se dirigen hacía Iași desde Fălticeni, Târgu Neamț, como si llegan a Pașcani tras haber dejado atrás el monasterio de Probota, tengan en cuenta que a una decena de kilómetros de la orilla del Siret, en Ruginoasa, encontrarán el museo Al. I. Cuza, en el palacete que perteneció al artífice de la unificación de los principados danubianos.

A finales del XVII, la familia Sturdza compró la finca de Ruginoasa a los anteriores dueños, de la familia Duca. Un siglo más tarde, las propiedades de la familia Sturdza en Ruginoasa contaban unas 8000 hectáreas. Los planos del nuevo palacio fueron encargados al arquitecto vienés Johann Freiwald. En 1811 fue construida la iglesia familial, según la moda de la epoca.

En 1862, el príncipe Alexandru Ioan Cuza compró  el palacio en subasta pública al Banco de Moldavia, para convertirlo en residencia veraniega. Su primera actuacion fue emprender una remodelación del palacio. A pesar de pasar poco tiempo en el palacio, su esposa, Doña Elena Cuza (1825-1909) fue quién supervisó los trabajos de decoración y amueblamiento, contratando a jardineros alemanes y demás personal para remozar el parque aledaño al palacio.



Escudo de Armas del Principado de Rumania, con el lema: "todos en uno"

Plato de porcelana de Sèvres, con el Escudo del Principado de Rumania.










La escalinata central era de mármol, las paredes fueron enteladas con seda comprada en París, se construyeron chimeneas y se instalaron caros candelabros. Los muebles, cuyo documento de encargo está guardado en la Biblioteca de la Academia Rumana, fueron encargados también en París, en 1863.
Solo dos años pudo disfrutar el príncipe de su palacio, siendo obligado a abdicar en 1866. Para poder costear su estancia en el exilo, arrendó las tierras de labranza, rechazando un capital por valor de 500.000 francos de la época, constituido por el nuevo poder de los Principados; un gesto casi impensable hoy en día.
Tras su fallecimiento en 1873, sus restos mortales fueron traídos a Ruginoasa y enterrados en una tumba al lado de la iglesia. Estos restos cambiaron de ubicación varias veces: en 1907, fueron colocados en una caja de plata dentro de un ataúd de roble, en la cripta de la iglesia. En 1944, un soldado las retiró y las llevó a Curtea de Argeș para ponerlos al abrigo del frente de guerra que se estaba acercando. Desde 1946, reposan en la iglesia de los tres jerarcas de Iași, donde se ha construido una cripta.
Seriamente averiado por las batallas celebradas en sus inmediaciones en la 2ª guerra mundial, el palacio fue restaurado en varias ocasiones y hoy alberga piezas relacionadas con su época de mayor esplendor.

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