Motto:
“Cuando pienso en
vuestra extraordinaria variedad de “chorbas”, me doy cuenta, por un lado que en
el mundo aún no se tiene ni idea sobre los rumanos, y por el otro, que vosotros
mismos estáis lejos de conocer vuestras propias maravillas nacionales. Vuestra
gastronomía es muy, pero que muy rica, a pesar de vuestra supuesta pobreza.”
Jacques-Yves Cousteau
Si
en el campo histórico-cultural, el mayor tópico infundido en el imaginario
colectivo extranjero es “Drácula”, sobre la gastronomía de Rumania los tópicos
vehiculados son aún más desafortunados.
El
fenómeno de la emigración que alcanza proporciones de masas llevó
necesariamente a que la colportación del recetario se hiciera por gente cuyos
gustos y niveles educacionales abarcan un amplio abanico. En el extremo menos
aventajado, la calidad ha sufrido la influencia de una pauperización, la misma
que les empujó a emigrar. Es de esperar que la gastronomía que la clase más
desfavorecida exporte una imagen llena a su vez de tópicos también en lo que a
“platos típicos” se refiere.
Así
que os invito a franquear la muralla compuesta (a traición, diría) por los supuestamente
“típicos” sarmale, mititei (o mici) y el vino dulzón de dudosa calidad desde la
procedencia hasta la etiqueta, para, en su lugar, conocer recetas con más
personalidad y que no les dejarán indiferentes.
En
primer lugar, difícilmente se puede encontrar algo muy típico para
alguna nación en concreto, y esto en ningún sitio de un mismo continente. Las
transferencias entre un pueblo y el vecino se han operado desde siempre, y más
desde que la globalización se ha impuesto.
"La gran baza de la cocina francesa
la constituye el gusto impecable, ilustrado diríase, que la distingue; es la cuidada atención
dispensada a cada preparado,
por menor que sea; la minuciosidad de la
que hace gala para producir en los
comensales una impresión sensorial
completa. Eliminar, o simplemente ignorar este aspecto, sería el final de su
supremacía”.
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Auguste ESCOFFIER |
Con
estas palabras caracterizaba la cocina francesa el gran
cocinero, restaurador y escritor culinario francés Georges Auguste
Escoffier allá por 1912. Cambiar “francesa” por “rumana”, sin miedo a
equivocarnos, es más que posible; tras probar sus recetas más auténticas me
darán la razón. El exponente más aventajado de dicha cocina lo encontramos en
la zona de Moldavia (no confundir con el estado homónimo).
En
un almuerzo de un domingo cualquiera (habitualmente opíparo) podemos
encontrarnos en la mesa con embutidos como el Ghiudem o Babic,
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Babic |
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Ghiudem |
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Babic y ghiudem |
el salami “de
Sibiu”,
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Salam de Sibiu |
distintos cortes ahumados como pastramă - de cerdo, cordero/oveja,
pavo, pollo u oca - mușchi țigănesc, mușchi montan, etc),
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Pastrama |
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Muschi tiganesc |
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Muschiulet montana |
o incluso tocino
ahumado;
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Slanina afumata cu ceapa; en la tacita se adivina la tuica |
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Curación de los cortes suinos ahumados |
como estoy viendo cejas levantándose, os diré que sirviéndolo muy
frío, con gajitos de cebolla roja y sal, es el acompañamiento por excelencia de
la țuică, el aguardiente.
Sin
hacer apología del alcohol, la țuică, (los puristas juran únicamente por la de
ciruela, y de la que no hay que abusar, so pena de hacer el ridículo màs
espantoso) se ha de tomar en pequeños vasitos, como los de chupito, y
acompañarlos enseguida por un pequeño bocadito del susodicho tocino. Nunca –
repito, nunca – beban țuică a pequeños sorbos (de allí lo de los vasitos
enanos), el resultado puede ser igualmente devastador. Entre los entrantes
entran también los quesos, donde el queso “encestado”
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Branza de burduf |
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Queso encestado |
(envuelto en un estuche
de corteza arbórea) o la "brânză de burduf" - el queso embutido en tripa (un queso mantecoso de sabor
picante) son los buques insignia de una flotilla
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Puesto quesero en un mercado |
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compuesta por una veintena de
quesos de oveja, cabra o vaca.
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Zacusca |
Una categoría aparte de entrantes está reservada
a la zacuscă (un pisto de verduras muy
popular en Rumania),
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Salata de icre |
la ensalada de huevas (de lucio, o de carpa; pero no se
asusten, al proceder de piscifactorías, la carpa no sabe a lodo, y se parece al
tarama griego) o
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Salata de vinete |
el tartar de berenjenas (con un cierto parecido al baba
ghanoush).
Una
característica importante del gusto rumano, como lo dijo Cousteau padre, es la
variedad de sopas y chorbas. Expliquemos un poco lo de la chorba.
Ciorbă es un epónimo de la cocina rumana para
definir una sopa que consiste en diversas verduras, con o sin carne. El sabor agradablemente
ácido característico de este plato se logra aliñándolo con borş (un preparado a
base de salvado de trigo fermentado en agua), salmuera de col fermentada o zumo
de limón. Al final de la cocción, se le espolvorea perejil y levístico (apio
salvaje) picados. Se suelen servir con una guindilla, en un platillo aparte.
Mención
aparte merecen la ciorba de tripa (de vacuno, un remedio excelente contra la
resaca, junto con una cerveza bien fría) o sus variantes algo más ligeras – Ciorbă
rădăuțeană, (de Rădăuți, ciudad al norte de Moldavia) hecha con pavo o pollo
(del corral, ¡por Dios!)
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Ciorba de pleurotus |
o la misma hecha con setas pleurotus, de sabor muy
fino. O la de armuelle, como la que me comí yo hoy mismo para almorzar, y que
despertaría un muerto.
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Sopa |
Pero
también hay sopas no agrias, como la de pollo con galuste o de verduras, un segmento este de las hortalizas y verduras donde la
zona de Oltenia ostenta el sumo refinamiento; una ensalada hecha allí es
garantía de chuparse los dedos hasta los nudillos.
Entre
los segundos platos, además de recetas más o menos internacionales (asados al
horno o a la barbacoa), destacaría algunos productos del mejor amigo del hombre
en invierno – léase el cerdo. En los últimos años, ha cobrado un buen auge la
cría de la raza Mangalitsa de cerdos, cuya carne tiene los mismos niveles de
colesterol que el salmón.
En la
matanza del cerdo (en los días previos a Nochebuena) encontramos el origen de
la tochitură (regionalismo de “topitură”; carne fundida). Tradicionalmente se sirve con pepinillos en salmuera (o mejor con pequeñas sandias en salmuera). Habrá receta,
descuiden.
La
misma matanza, junto con una visita a un redil montañés de ovejas, (visita
interesada, para poder probar las especialidades pastoriles), son dos objetivos
como la subida al monte Fuji para los japoneses – que cada hombre debería hacer
una vez en su vida, con la diferencia que las experiencias gastronómicas
rumanas se pueden y deben repetir sin entrañar locura.
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Trucha en guitarra de pino |
En
cuanto al pescado, no dejen de probar las truchas ahumadas en guitarra de ramas
de pino, toda una delicia para el paladar.
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Sarmalute dignas del diminutivo |
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Tengo
previsto dedicar al menos una entrada especial a las sarmale, y sus variedades gourmet, en primer lugar para aclarar los criterios de evaluación. Desde sus parientes levantino-musulmanes de parecido
nombre, pasando por el nombre de una célebre venta de la antigua capital Iași,
y hasta el Everest de las sarmale, oriundo del norte de Moldavia, aquella
tierra tristemente bautizada por el imperio austro-húngaro como Bucovina, para
justificar su rapto, que duró un siglo y medio – me refiero a los nidos de
cinco sabores (sencillamente, sarmale rellenas con cuatro tipos de carne
distintos, amen de boletus u otras setas, para completar el juego de cinco
sabores) veremos como varia la concepción sobre las mismas dentro del
territorio rumano, con guiños a los grandes gastrónomos literarios de la
historia.
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Piftii de oca |
Imposible e imperdonable sería pasar por alto las “răcituri” o “piftii” – aspic frío con carne; acompañado con polenta caliente (en vez de pan) y regado con una cucharada de vinagre, en su
variante ideal, de oca o ganso, es un bocado de cardenales y pecado de gula
donde los haya. Pero que también se les ha visto de cerdo o de pescado
(lucioperca sobretodo) sin nada que envidiar a otros manjares.
En
cuanto a bebidas, hay un buen elenco de marcas locales que por su frescura se
valoran más que sus equivalentes internacionales, que también vienen muy bien
representadas.
Los
vinos de Rumania empiezan a volver a su fama de antaño, cuando – por poner un
ejemplo – Esteban III Mușat, más conocido como San Esteban el Grande
(1433-1504) hizo acompañar al embajador que envió a la corte de los Reyes
Católicos por un cargamento de vino de Cotnari. No todo lo que reluce es oro,
desafortunadamente, y bajo etiquetas famosas, a veces se pueden encontrar
pociones de escasa calidad.
A
finales del XIX, la tristemente celebre filoxera destruyó casi por completo los
viñedos rumanos, hoy en día quedando contadísimos pagos que albergan cepas
anteriores a la gran plaga.
La evolución
ha empezado, y los frutos deberían verse no solo en la producción de botas de
roble rumano que se utilizan en buen numero de bodegas internacionales,
incluidas españolas, sino también en la calidad del vino del supermercado. Los
buenos vinos se pueden encontrar en origen, no duden en comprarlo en el mismo
lugar donde lo han probado. Pero en ningún caso compren vino, mosto o
aguardiente en las cunetas de las carreteras, lo más seguro es que se llevarían
un disgusto.
Si
desean un buen caldo quédense con estos nombres: Bălaie, Berbecel, Beșicată,
Busuioacă de Bohotin, Cabernet Sauvignon, Cadarcă, Corb, Fetească Albă,
Fetească Neagră, Frâncușă,Gordin, Iordană, Negru de Sarichioi, Plăvaie, Poamă
Albă Creață, Roșioară, Seină, Somoveancă, Tămâioasă Românească, Verdea,
Zghihara de Huși, Zghihară Verde. Algunos de estos vinos proceden de cepas
anteriores a la filoxera.
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Cozonac |
Acabemos
con un breve repaso a los postres – no se olviden de guardar sitio. En este
apartado, además de pastelería internacional de influencia francesa y teutona,
la tradicional incluye el cozonac (sus ingredientes principales son huevo,
mantequilla, harina y leche. La masa se suele trenzar y se le añaden nueces
picadas, semillas de amapola, rahat lokum y pasas. Lo laborioso de su
preparación da una idea de aquella “cocina con amor”…).
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Pañales del Niño Jesús |
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Pañales del Niño Jesús - corte |
En
Navidad, un preparado interesante es el que lleva por nombre “Pañales del Niño
Jesús”: unas hojas de masa filo brevemente pasadas por la plancha seca, solo
hasta dorarlas, que luego se apilan alternando hoja-almibar-nueces picadas
azucaradas. La receta es algo más extensa, ya la publicaremos en su debido
momento.
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Cachitos con rahat-lokum |
Si Proust se emocionó con sus magdalenas, yo tengo un repertorio más amplio, del que no pueden faltar los "cachitos con rahat-lokum", tal y como los hacía mi abuela.
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Serbet de cerezas amargas |
Para
no alargarnos con las varias recetas de dulceață (mermelada) siendo las mas famosas las de cerezas amargas o de rosas y los sorbetes de influencia griega, perfumados con flores de rosa o de acacia... sin ánimo de agotar un tema
– los postres en Rumania – sobre el que se han gastado ríos de tinta, vamos a
dejarlo aquí por hoy, con la esperanza de haberles puesto los dientes muy
largos y las glándulas salivarías muy activas.
A
partir de la próxima entrada de gastronomía, entramos en… recetas.
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