El calendario popular,
fruto de las observaciones empíricas de varias generaciones, ha funcionado en
Rumania, como en la mayoría de los países, hasta bien entrado el siglo pasado,
representando un plan detallado de los momentos óptimos, a lo largo del año,
para cada actividad material y espiritual. Realmente la noche del solsticio
solar es la del 21 de Junio aunque la Iglesia la ha adaptado a la festividad de
San Juan, resultando la fecha del 24 de Junio.
Antiquísima y fascinante
festividad, cuya versión rumana fue descrita magistralmente tanto por el
erudito príncipe Dimitrie Cantemir como por el filósofo y novelista Mircea
Eliade, en la noche de Sânziene se abre el cielo a medianoche, para que los
espíritus puedan vagar en la tierra hasta el alba, cuando han de regresar a su
morada. Es una noche de las más propicias para hechizos y conjuros. Su
etimología está al parecer vinculada con “Sancta Diana”, diosa daciorromana vinculada
con la Artemis-Bendis tracia (según Heródoto), la raíz del vocablo rumano zână
(plural zâne) siendo precisamente Diana.
También el gran novelista rumano Mihail Sadoveanu intituló una de sus novelas "Noches de Sânziene" (1934) |
Heraldos del verano:
Sânziene
El solsticio de verano, el
día más largo del año, ha sido determinado empíricamente mediante la atenta
observación de las referencias y ritmos tanto terrestres como astrales.
Galio o sanjuanera - sânziene |
En lo cósmico, la salida y
puesta de los astros y constelaciones, mientras que en lo terrestre, la
observación se centró en datos de índole botánico (la floración del galio o
sanjuanera - “sânziana”), entomológico (aparición de las luciérnagas) y
ornitológico (cese del canto del cuco).
Desde una perspectiva mística,
nos dicen que durante la noche de San Juan, las puertas del cielo se abren, y
todo mortal que se quiera asomar ha de llevar una coronita de flores de galio o
sanjuanera, de sânziene por tocado, o al menos llevar una de estas
flores.
El carácter apotropaico de
los rituales ha extendido su poder sobre los símbolos cotidianos. Así, el ser
humano vistió a deidades de toda índole con indumentaria superlativa, con
símbolos de poder copiados a los reyes y emperadores, para luego transferirlos
conjuntamente con la carga de símbolos manera elaborada, a los trajes del
pueblo. De este modo, las zâne, vistas como entidades de consistencia
etérea, portadoras de protección, fueron vestidas con ropajes de calidad
similar. El resultado final, en la indumentaria popular, es la blusa rumana, de
nombre ancestral: ie.
Con sus cualidades
estéticas y características históricas, la blusa rumana (ya conocida y
promocionada hasta por actrices en películas de Hollywood y modelos
internacionales en pasarelas de la alta costura – ver el post sobre Rumania.
Turismo y compras, binomio intrínseco (1) ha sido elegida como embajadora
universal de la vestimenta tradicional rumana, y por consiguiente, 24 de Junio
ha sido declarado “Día Mundial de la ie”.
Si no llegan a tiempo para
celebrar este día en Rumania, pueden aplazar la compra de una pieza hasta
llegar allí.
Como suele ser costumbre,
tal auge no podía escapar a la parodia y a la cursilada, algunos intentando
lucrarse con puestos instalados en lugares donde uno difícilmente podría
esperar encontrar una pieza original a precio de ganga, porque ya nadie da
euros a veinte duros.
Traje popular femenino de la región de Neamț |
EL traje rumano tradicional
femenino está compuesto, además de la ie, bordada sobre una finísima tela de
algodón blanco, de unas enaguas (poale) de la misma tela que la blusa,
pero solo con los bajos bordados, y por encima de estas colocándose un refajo (fotă)
de lana, de forma rectangular y ricamente bordado. El conjunto se sujeta en el
talle con un cinturón de lana, bordado también. Completan el traje un chaleco (bundă)
piel curtida y bordada, con finas guarniciones de forro de oveja astracán, de
marta o incluso de hurón, así como y un largo chal de traslucida seda (maramă) para cubrir la cabeza y cuello. Como calzado,
unas opinci - arcaicas piezas de calzado de procedencia geto dacia; hechas en
piel, vienen atadas al tobillo con finas cuerdas también de piel. Son frescas
en verano y calentitas en invierno.
Y como no podía ser de otro
modo, vamos a darnos una vuelta por la cocina.
A imagen y semejanza del
traje, hay hasta un producto de la reposteria tradicional. Se trata de las “poale-n
brâu”, algo así como “enaguas recogías”.
Pero esto, en el post
siguiente.
me gusta el Ie,buscare uno en Rumania, pero de calidad
ResponderEliminarEstoy a su disposición por si necesita asesoramiento estético, hasta donde alcance mi conocimiento. También depende de la zona donde vaya, de la dificultad del bordado y otros factores, una "ie" puede ser una compra maestra. Esperamos ver fotos
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