Roman Muşat I, el segundo voivoda (1391-1394) de la medieval Casa de los Muşat |
Si viajará en coche hacia o desde el norte de Moldavia occidental, la carretera nacional 2, también conocida por E-85 (de europea) pasa a escasos metros del monumento más importante de la Villa de Roman, la Catedral. Pero la ciudad tiene otros muchos atractivos, de los que voy a mentar algunos.
El
honor de fundar esta villa de rancio abolengo recae en Roman Muşat I, el
segundo voivoda de la medieval Casa de los Muşat moldava, auto intitulado – no
sin mérito, al juzgar por los documentos de la época –“Yo, Roman Voivoda, Único
y Excelentísimo Dueño y Señor, por la Gracia Divina, de las Tierras de Moldavia,
Desde los Montes hasta las Orillas del Mar”, es decir el primero en aunar bajo
su cetro dichas tierras. Su trabajillo le habrá costado al hombre…
Escudo de Roman |
El escudo de la Villa de
Roman está compuesto por una cabeza de jabalí, referencia a su estatuto
medieval de real coto de caza, sobre fondo gules. La corona está compuesta por
cinco torres almenadas, simbolizando su rango como Villa.
La Primera Crónica de Nóvgorod (1016-1471) |
Aunque en la tierra de esta
villa y sus aledaños se han encontrado
un buen número de vestigios paleolíticos y neolíticos, atestiguando la
existencia de asentamientos humanos desde la edad de bronce y su importancia a
través de las edades del hombre, la primera mención histórica de la villa se
remonta al año 1387, constando en la Primera Crónica de Nóvgorod (1016-1471). El
primer documento escrito es el acta de privilegios otorgado por Roman Mușat, en
idioma eslavo, se encuentra en los Archivos Nacionales de Bucarest.
El sello es de cera y el
cordón rojo del que está atado es de seda. Se puede ver es escudo con la cabeza
de uro, la estrella entre la cornamenta, flanqueado por el sol y la luna.
Acta de donación otorgada por Roman Muşat I |
Como capital del condado
medieval homónimo, el primero de todo el principado, su primera mención documental se remonta al
16 de septiembre de 1408. Posteriormente, fue designado capital de “Las Tierras
Bajas de Moldavia”, o la Moldavia Baja.
En el siglo XX fue capital del condado de Roman, hoy
dividido entre los de Iasi, Neamt y Bacau.
El condado de Roman, siglo XX. |
El núcleo inicial ha sido
la Ciudadela de los Muşatini (Cetatea Muşatinilor) que debe su nombre a
la medieval Casa de los Muşat, sita en el recinto ocupado hoy por el conjunto
del “Arzobispado de Roman y Bacău”. La segunda plaza fuerte de la Villa,
llamada “Cetatea Nouă a Romanului”, la Fortaleza Nueva, fue construida
bajo el reinado de Ştefan cel Mare en la confluencia de los ríos Moldova
y Siret. Desgraciadamente, las vicisitudes de los tiempos la han reducido a
unas tristes ruinas.
No pocas fueron las
personalidades rumanas vinculadas por nacimiento, vida, o simplemente dejaron
su huella en la historia de Villa.
Autorretrato de Anastasie Crimca, erudito metropolita de Moldavia, insigne miniaturista medieval (cca 1560 - 1629). Misal miniado (Liturghier), 1610 |
De la lista de obispos, digno es de destacar
Anastasie Crimca, insigne miniaturista, el fundador del monasterio de
Dragomirna, que vivió aquí de 1606
a 1612
El gran cronista Miron Costin, dueño de una
finca cercana a la Villa de Roman, vivió y hasta encontró su trágica muerte también.
El Arzobispado de Roman. |
Testigos atemporales del
alto desarrollo alcanzado por la ciudad en la época, son un buen puñado de
edificios de culto tanto ortodoxos como de otras confesiones, de las que
destacan la Iglesia y el conjunto Arzobispal, monumento-clave para entender la
Edad Media de Rumania. Fue tal la importancia que adquirió, que en aquellos
tiempos, según lo mencionado en su monumental obra “Descriptio Moldaviae” por
el erudito príncipe Dimitrie Cantemir (ver
http://rumboarumania.blogspot.com.es/2015/06/dimitrie-cantemir-un-filosofo-entre.html)
los obispos de Rădauți y respectivamente Huși le tenían que rendir pleitesía al
arzobispo de Roman, que fue el único entre los tres que podía llevar mitra
durante los oficios religiosos.
A lo largo de su historia, Roman
fue capital del condado homónimo (el primero en su género cuya primera mención
documental – primer condado mencionado en Moldavia se remonta al 16 de
septiembre de 1408, así como de “Las
Tierras Bajas de Moldavia”.
Monumentos y edificios
singulares de Roman
La casa Ioachim, hoy Biblioteca Municipal. |
Detalle de la fachada |
Casa Ioachim. Ubicada en el
número 5 de la calle Nicolae Titulescu, fue construida en 1864 por un
comerciante local y al parecer fue pintada por maestros venecianos nada menos.
Albergando hoy la Biblioteca Municipal, su mayor atractivo es la torre de
inspiración florentina.
El edificio del Colegio
"Roman-Vodă", de la calle Mihai Eminescu, con su fachada de ladrillo
visto, es un ejemplo de arquitectura ecléctica típica de finales del siglo XIX,
fruto del auge de la burguesía local, tiene elementos rumanos combinados con otros
de índole clásica.
Instituto de Colegialas, foto de época |
El Colegio cuenta con un segundo edificio, que en el periodo interbélico fue Instituto de Colegialas.
La casa-museo “Calistrat
Hogaş” conserva valiosos documentos del Colegio
Nacional “Roman Vodă”, un museo etnográfico con objetos de la zona de
Roman, y respectivamente un museo de las religiones representativas de la vieja
urbe.
El Museo de Historia |
Techo estucado |
Casa Nevruzzi, sita en la
calle Cuza Voda nº. 19, fue edificada en la primera mitad del siglo XIX.
Combina la monumentalidad de los edificios típicos de la época con elementos
del barroco tardío. En algunas salas se conservan techos estucados (1882). Es
sede del Museo de Historia, en sus 15 salas se exponen unos 5000 objetos que
van desde el paleolítico y hasta objetos de origen dacio, o vestigios
medievales, encontrados en la fortaleza de Brad y otros asentamientos de la
cuenca del río Siret.
El Museo de Bellas Artes
tiene una muy amplia colección de pinturas y esculturas de autores vinculados
por nacimiento o por afinidades espirituales con la zona de Roman. Cada año
organiza varios encuentros (salones) que reúnen artistas plásticos de
renombre y lanzamientos de libro.
Casa Celibidache |
La casa del Ministro (vórnic)
Done – Celibidache.
Un edificio con solera,
datando de finales del XVIII, comprada por el vornic Grigore Done en
1825, con elementos decorativos barrocos en el interior donde se accede por una
entrada de columnas de extracción clásica. Es la casa natal del insigne
director de orquesta Sergiu Celibidache (1912-1996).
Catedral Arzobispal de Santa Parasceves |
La Catedral Arzobispal fue
construida entre 1542 y 1550 por el príncipe Petru Rareș, hijo de Esteban el
Grande, en el mismo emplazamiento de una iglesia más antigua, que se remonta a
la época de Petru I Mușat por el príncipe Petru Rareș, hijo de Esteban el
Grande. Alberga una de las más importantes bibliotecas de Rumania, con más de
20.000 volúmenes.
Pinturas interiores |
Las sucesivas
restauraciones no han alterado excesivamente la arquitectura y la pintura del
templo. En concreto estas últimas destacan por su extrema belleza,
especialmente los frescos del nártex, y las representaciones de la protectora
de Moldavia, santa Parasceves.
No sabríamos seguir sin antes referirnos a una obra de
arte fechada 15 de abril de 1549, cuando el impulso artístico del reinado de
Petru Rareș seguía con fuerza. Estamos hablando del icono
de la Madre de Díos Odighitria (“que muestra el camino”). De imponente
tamaño (108 x 81 cm.),
fue una donación del vistier (equivalente al ministro de economia
y hacienda de hoy) llamado Dan y su señora Sofica. El icono pertenece al mismo
grupo estilístico que los iconos del monasterio de Humor - donde el mismo
vistier Dan es recordado como segundo ctitor (fundador y/o principal donante),
siendo retratado en el correspondiente lugar de la nao – y los iconos de Urisiu
de Jos. Subrayando de nuevo la importancia de la riqueza y variedad de la
iconografía moldava de la época, este icono destaca por sus cualidades
artísticas, por la imbricación de unos acentos dramáticos con la sobriedad de
las caras.
Madre de Díos Odigitria. Icono sobre madera 1549 |
Iglesia de la Dormición ("Precista mare") |
La iglesia "Precista
Mare" se construyó en 1569 sobre las ruinas de otra iglesia anterior.
Cuenta con grupo de cuarenta iconos festivos, fechados entre 1793 y 1794.
Pero hablemos de algo más terrenal.
Una faceta nada desdeñable
de la cultura local es la gastronomía. Si ya es un secreto a voces que la
cocina regional de Moldavia destaca ampliamente en el panorama nacional como la
más exquisita, hecho del que dan fe autores de los últimos 150 años, recordemos
que Păstorel Teodoreanu mantenía que de todas, la cocina de la vieja Villa
alcanzaba el nivel de arte. En verdad, el esmero, y el cuidado del producto en
detalle fue asumido por las amas de casa de la zona desde tiempos inmemoriales,
y la tradición sigue. Además, sabemos que Dios también anda entre fogones; a
buen seguro, la cocina monacal tiene su parte de responsabilidad en este discreto
e injustamente pasado por alto éxito.
Păstorel Teodoreanu (1894-1964) |
Desde unas banales albondiguillas con crema, pero que al verse enriquecidas con unas cuantas colmenillas secas machacadas para un toque que recuerde
a las trufas, prescinden de banalidad y olvidan su para más señas humilde extracción para convertirse en manjar de reyes y pa' chupárse los dedos, hasta un insuperable cozonac, pasando por las muy locales pârjoale
(suerte de filete ruso, por compararlas con algo que se les parezca levemente),
unas piftii de oca (aspic), o un pollo (rural al cien por cien) relleno,
acompañado de hortalizas o fruta en salmuera (por cierto, han pensado alguna
vez ¿qué orgiástico sabor tendría una manzana que hubiera compartido barril y
salmuera durante un par de meses con sandías pequeñacas y tomates verdes?), son
moneda común en la gastronomia de la zona. ¿O unos gogoșari
în oțet – o sea, unos pimientos-tomate conservados en vinagre? Pero que de conservantes sintéticos cero patatero, que lo sepan. Esto de las
hortalizas en salmuera es un capitulo separado, y bastante nutrido, por cierto. Aquellos meses de relajación en la bodega son lo que dura el aprendizaje de las arriba mentadas, antes de ser enviadas a la mesa, a hacer cuadrilla ya sea para un asado, ya sea para unos judiones con costilla ahumada- o cosas por el
estilo). Y para rematar ¿qué me dicen de una hornada de plăcinte
– alivenci, poale-n brâu (ver receta en el blog)? Lo de las vărzări (plăcinte con repollo), por
raro que parezca, es una delicia con un sabor algo más varonil, pero no menos delicado. Algo así como un buen perfume. Con un licor de frutas
silvestres: afinată (de arándanos) o no tanto – vișinată (de guindas ácidas. Y para los niños, un
sirope de brotes de pino que se suele encontrar por toda la zona montañosa del
país; a los susodichos se les ha visto insinuándose en unas crepes enrollados, disfrazados de mermelada - una locura). O - porqué no - una socată, exquisito y saludable refresco casero a base de flores de saúco (soc-socată, la filiación está a la vista), limones y miel.
Las albondiguillas con crema |
Colmenillas, sabor de la tierra |
Cozonac |
Aspic de oca, delicatessen para entendidos |
Pârjoale moldovenești |
Gogoșari - pimiento-tomate. El superlativo de "carnoso" |
Deliciosa sandía en salmuera - inolvidable |
Brotes de pino. ¡Sirope a la vista! |
Vișine. ¿Licor, o mermelada? |
A una hora de coche por la
carretera nacional 15D, vía Todiresti y Tibanesti, los apasionados del arte
medieval encontrarán uno de los tesoros mejor guardados de la iconografía
rumana medieval, en la iglesia de madera de Jigoreni.
Se trata de un valiosísimo
iconostasio ricamente tallado y dorado, obra de referencia del género y libros eclesiales
antiguos. Además, varios iconos de los siglos XVII-XIX con especial mención de una “Dormición
de la Virgen”, donación del príncipe Constantin
Duca y fechado 1696, además del candelabro, único en su género por su forma de
mitra obispal.
Dormición de la Virgen |
Pantocrator |
San Juan Bautista |
Virgen Hodighitria - la que enseña el camino |
El candelabro con forma de mitra |
Del candelabro cuelgan pequeños iconos miniaturales |
Detalle de un icono miniatural con el tema "El Descenso al Limbo" |
La carretera pondrá a
prueba la paciencia del viajero y la pericia del chófer, pero la recompensa será nada menos que ver algo
reservado a unos pocos afortunados.
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